martes, 26 de julio de 2016

Zona centro de Noruega y Suecia en bicicleta

Al día siguiente de dar por finalizado el Camino de St Olav iniciamos un nuevo camino que nos llevaría desde Trondheim (Noruega) hasta la capital de Suecia (Estocolmo). En esta ocasión no seguimos un camino marcado, sino que lo preparamos nosotros, por lo que esta aventura sí que era nuestra.

Trondheim

Esta ruta nos llevaría a recorrer el centro de estos dos hermosos países, principalmente por carreteras secundarias y pistas de buen trazado, a lo largo de once días de trayecto y unos novecientos kilómetros. El recorrido hará las delicias de cualquier cicloturista.

Día 1. Trondheim-Gressli (103km-1370m)

Trondheim nos despidió con una lluvia fina y un cielo plomizo que daban a la ciudad un aspecto triste, en duro contraste con el día anterior.

Trondheim

La salida de la ciudad la realizamos por cómodos carriles bici que nos llevronn hasta las afueras y a rodar paralelos a carreteras secundarias. Inicialmente tomamos carreteras sin asfaltar que bordean el lago Jonsvatnet por el sur y que nos adentraron en la naturaleza desbordante, con rampas cortas y continuas. 

Carretera sin asfaltar

Lago Jonsvatnet

La carretera nos llevó hasta la pequeña localidad de Bakken, donde nos encontramos con las señales del Camino de St Olav (suponemos que las correspondientes al camino que viene desde Oslo).

Disfrutamos de tranquilidad hasta la localidad de Tomra, donde la carretera se junta con la 705, que ya no abandonaremos hasta la frontera, y que, para nuestra sorpresa, tenía mucho tráfico. Tras bordear el lago Selbusjoen llegamos a la población de Selbu donde encontramos supermercado y camping, pero como era temprano decidimos seguir nuestro recorrido, aunque el lugar tenía su encanto. 

A partir de Selbu el tráfico disminuyó de forma significativa y a medida que pasaban los kilómetros los coches pasaron a ser casi una anécdota. De nuevo la tranquilidad nos envolvió.

Río Nea

La carretera transcurría paralela al río Nea, sin apenas desniveles y envueltos por el ruido de las revoltosas aguas. El valle era bastante cerrado y no encontramos ningún buen sitio para plantar la tienda, así que nos tocó hacer un buen número de kilómetros hasta localizar el Gresslifoss fiskercamp, un camping precioso donde una marabunta de diminutos mosquitos nos atacaron sin piedad ni tregua, menos mal que el lugar mereció el sacrificio. 

Hogar dulce hogar

Día 2. Gressli-Lago Malmagen (94.5 km-1140 m)

El día lo empezamos como lo terminamos: con asfalto. La carretera 705 y el río Tya marcaron la primera parte de la jornada. 

Río Tya

Cuando estábamos bordeando el lago Stuggusjoen nos cruzamos con otro cicloturista que viajaba con su perro, resultó ser un finlandés que se dirigía a Cabo Norte tras recorrer parte de Finlandia y Suecia, un viaje increíble que hacia del nuestro era una mera excursión. Tras un rato de charla e intercambio de información sobre lugares aptos para pernoctar nos despedimos y cada uno siguió su camino. 

Cicloturista con su perro

Resultó ser un bonito descanso previo a la subida que teníamos por delante. En este punto iniciamos la subida hacia la frontera, con unas primeras rampas duras, pero que nos dejan excelentes vistas a nuestras espaldas del lago Stuggusjoen.

Lago Stuggusjoen

A partir de aquí no dejamos de ganar altura, a medida que las nubes se volvían más consistentes. La temperatura empezó a descender y la lluvia hizo acto de presencia, como casi todas las tardes, de forma tímida al principio y con algún corto chaparrón. Nuestras pedaladas nos llevaron hasta un ambiente de alta montaña, con pocos árboles y bonitas vistas sobre las rendondas montañas aún nevadas a pesar del verano.

Ascendiendo hacia la frontera noruega

A lo largo de la subida vimos buenos sitios para dormir (amplias praderas con lagos de todos los tamaños), pero el frío nos persuadió para buscar un sitio a menor altura y menos frío.  Este puerto es más alto que el que habíamos pasado en el Camino de St Olav, alcanzando lor 950 metros, y como ocurrió en el anterior el punto más alto no marca la frontera que encontraremos unos kilómteros después. 

Llegamos a la frontera de Suecia con cierta emoción, celebrando el reencuentro como si fuésemos viejos conocidos. 

Frontera Noruega-Suecia

Al pasar la frontera, la carretera 705 seconvierte en la carretera 84, con peor asfalto pero igual de tranquila. Desde la frontera seguimos bajando para buscar un lugar algo más resguardado donde poder dormir y para ello decidimos salirnos por las pistas que discurrían paralelas a la carretera.

Pistas

Encontramos un buen sitio en la orilla del lago Malmagen, con la compañía de nuestros amigos los mosquitos, pero obviaremos esos pequeñoñs detalles. 

 Lago Malmagen
 
 Día 3. Lago Malmagen-Hogvalen (66 km-790 m)
 
La mañana nos despertó con su color grisáceo y recogimos acompañados del frío y algo de lluvia. Un día feo que no parecía tener intención de mejorar. 

Seguimos la carretera durante algunos kilómetros para desviarnos por una carretera menor, la 311, en la diminuta localidad de Tännäs

Tännäs

Aquí iniciamos una carretera con continuas subidas y bajadas, sin apenas tráfico y donde nos pasó factura el esfuerzo realizado los dos días anteriores. Esta carretera discurre a bastante altitud, unos 800 metros, el aire y el agua no nos ayudó. 

Carretera 311

No se pasa por ningún pueblo en los siguientes 89 kilómetros, hay que tenerlo en cuenta para el tema logístico. Solo vimos algunas pequeñas poblaciones que no pasaban de ser pequeñas granjas.

Granja

También vimos varios refugios de pescadores (indicados como rasplats), que son buenos sitios para pernoctar, próximos a los ríos y pequeños lagos que nos rodeaban y que formaban bonitos rincones.

Río próximo a un refugio

A los 65 kilómetros mis piernas se negaron a continuar y decidimos parar en el siguiente refugio con el que nos encontramos. Mi cuerpo debía tener bastante cansancio acumulado porque me tiré en el saco nada más poner la tienda y no me levanté hasta la mañana siguiente, ni las enérgicas protestas de mi estómago consiguieron hace que mi cuerpo ser reactivara. Eso sí, dormí como una bendita sobre la hierba mullida durante las siguientes catorce horas.

Refugio
 
Día 4. Hogvalen-Särna (75 km-380 m)

El día amaneció igual que el anterior, aunque mejor de lo que esperábamos pues había estado toda la noche lloviendo y con bastante viento. Así que recogimos todas nuestras cosas en un paréntesis entre chaparrones y nos pusimos en marcha. 

Inicio de la jornada

A pesar de que la carretera siguió con la misma tónica (subidas y bajadas con largos llaneos) el descanso se hizo notar y rodamos a buena velocidad, de forma relajada y disfruntando de las vistas. Apenas nos cruzamos con media docena de coches, la mayoría eran autocaravanas. 

Lago

Los últimos kilómetros de esta pequeña carretera son mucho mas rodadores ya que las subidas cada vez son menores y la tendencia es a llanear y bajar. 

Así alcanzamos la carretera 70 (que coincide durante algunos kilómetros con el trazado de la carretera 311). Esta carretera tiene un tráfico algo más denso, aunque los paisajes que la escoltan no son menos impresionantes, con hermosos lagos rodeados de bosques, lo que siempre ayuda a sobrellevar mejor el tema del tráfico.


Decidimos terminar el día en una localidad con curioso nombre, al menos para nosotros: Särna. Esta localidad es la primera de dimensiones considerables que encontramos desde la entrada en Suecia, Pudimos aprovisionarnos, tomarnos una cerveza con una buena pizza (que es la forma de comer más barata) y nos dimos el lujo de quedarnos en un camping ya que la noche prometía agua. Aquí nos llevamos la sorpresa de ver a un grupo de personas llegar (e irse a las dos horas) de una forma poco usual: ¡¡en helicóptero!!.

Helicóptero en el camping de Särna

Día 5. Särna-Tennanget (103 km-630 m)

El día amaneció con una lluvia persistente y el cielo totalmente cerrado con densas nubes que pintaban de gris el día. Así las cosas, iniciamos la jornada sin prisas y envueltos en nuestros impermeables.

Inicio de la jornada

Acompañados de una persistente lluvia, tomamos la carretera 311, en dirección a la localidad de Sälen. Durante muchos kilómetros el agua nos empapó de forma inclemente y no nos dió tregua, así que pudimos disfrutar poco del entorno. La carretera pasaba por pequeñas localidades, con las habituales casas rojizas y que conservan ese sabor de lo tradicional.


Aprovechamos un momento de lluvia torrencial para realizar una pequeña parada en un restaurante de la localidad de Sörsjön, un local agradable que, al entrar, parece una casa y que nos ofreció un lugar cálido donde protegernos y reponer fuerzas para continuar. Aquí mi mapa sufrió un pequeño accidente, lo dejé encima de una vela ¡encendida!, de milagro no salió ardiendo el mapa y el local, eso sí Oslo ha dejado de existir, al menos en las dos dimensiones.

Sörsjön
 
Como llevábamos todo empapado decimos intentar llegar a un camping. Llegamos a Sälen convencidos de encontrar uno. Vimos alguna casa rural, pero lo desechamos (ya que suelen ser más caras), y continuamos con la ilusión de que encontraríamos un rinconcito. 

Una vez pasado Transtrand nos desviamos por una carretera secundaria que bordeaba varios lagos de pequeñas dimensiones y donde pensábamos que sería sencillo localizar un buen sitio. Cometimos el error de dejar pasar el único que vimos en el borde de un lago (porque estaba muy próximo a la carretera) y nos arrepentimos durante los siguientes kilómetros. Esto nos obligó a hacer muchos kilómetros. 

Posibilidad para dormir

Los espesos bosques que nos acompañaron durante los siguientes kilómetros no dieron muchas opciones para poner la tienda y los lagos quedaban alejados de nuestro recorrido, nos desviamos en alguno pero sin suerte. Finalmente, terminamos acampando en las proximidades de Tennanget, al lado de la carretera en un rincón en el margen del río y, como no podía ser de otro modo, aompañados de todos los mosquitos del país. 
  
Día 6. Tennanget-Vikarbyn (96 km-575 m)
 
El sol sobre la tienda nos despertó temprano. Iniciamos el día rodando por carretera y bordeando los lagos Mellansjön, Vastersjön, Mössi y Skepphussjön, con las típicas casas en sus orillas. Al borde de uno de estos lagos vimos un camping con unas playas estupendas.  

Lago Mellansjön

A la salida de Evertsberg aprovechamos algún corto tramo de pista para romper con el gris y la monotonía de la carretera. 

Evertsberg

Pistas

Desde Evertsberg seguimos la pequeña carretera que nos lleva hasta Oxberg donde su pequeña iglesia nos dió la bienvenida después de un buen chaparrón, esto es Suecia. Poco antes de llegar vimos algunas áreas recreativas en el borde del lago Oxbergsjön fantásticas para dormir, una pena que llevásemos tan pocos kilómetros.  

Oxberg

Seguimos la carretera que nos llevó, paralela a la carretera 70, hasta la ciudad de Mora. Esta ciudad tiene su importancia en la historia sueca, pues aquí llegó Gustavo Vasa en 1520 para pedir apoyo para su rebelión contra los daneses y se la negaron. Arrepentidos, algunos terratenientes salieron en su busca. En el camino recorrido por estos terratenientes se sitúa el origen de la carrera de esquí de fondo más importante del mundo (a la que hay dedicada un museo entero en la ciudad): la Vasaloppet
La ciudad es muy grande, encontraréis todo lo necesario, y la cruzamos siguiendo sus numerosos carriles bici.  

Mora

A partir de esta localidad seguimos por pistas y carreteras secundarias por una ruta señalizada que bordea el lago Siljan, la Siljansleden. En nuestro caso bordeamos su orilla norte, saturada de casas, y pasando por algún pequeño pueblo, que nos permitió evitar la transitada carretera 70.

Siljansleden

El camino nos llevo directos a la tranquila localidad de Vikarbyn, donde localizamos un bonito camping para lavar ropa y aprovisionarnos de agua. Acertamos de lleno, con dueños encantadores y atentos, en un sitio idílico.

 Camping de Vikarbyn


Día 7. Vikarbyn-Falun (87 km-780 m)

Dejamos la localidad de Vikarbyn siguiendo la misma ruta del día anterior, bordeando el lago Siljan, hasta la localidad de Rättvik, donde hay un precioso albergue en unos vagones, nos quedamos con ganas de dormir allí.  

Albergue de Rättvik

Dejamos la ciudad por la misma ruta y siguiendo carriles bici que nos aproximan al lago Siljan y nos dejan algunas preciosas vistas. 

Lago Siljan

Ala salida de Rättvik perdimos las indicaciones de la ruta señalizada y terminamos haciendo un par de kilómetros por la transitada carretera 70, hasta que nos desviamos por carreteras secundarias hacia la localidad de Tällberg, retomando las indicaciones de la Siljansleden.  

El tramo entre Tällberg y Leksand es fantástico. El espléndido sol del que disfrutamos lo hacía aún más bonito. La única pega es que es una zona bastante turística, a cambio encontraréis algunos buenos locales donde poder comer magníficos dulces. 

 Siljansleden

De esta zona del país son muy típicos los Dalahäst, unos caballos de madera tallada, pintados de vivos colores y decorados con motivos florales, de todos los tamaños. Salí asustada cuando ví el precio de uno de estos caballitos de 3 cm. Decidí conformarme con una foto. 

Tienda de Dalahäst
 
En Leksand abandonamos la ruta señalizada, nuestra ruta se orientaba ahora hacia el este y dejaba atrás la orilla del lago Siljan. En un principio tuvimos un buen tramo de ascenso, con alguna pendiente fuerte, por carreteras secundarias (aquí el sol ya no nos parecía tan bonito, sudamos de lo lindo). Pero todo tiene un fin y la subida dió paso a un camino que seguía el trazado de un antiguo tren a partir de la localidad de Sagmyra, donde hay una maravillosa zona de descanso a orillas del lago Arbosjön.

Lago Arbosjön

Trazado del tren

Hasta Falun fue un tramo muy cómodo y bonito, fuera de carretera y disfrutando de la soledad. A Falun entramos por carriles bici, donde vimos las primeras indicaciones de las minas, que visitamos la mañana siguiente. Nuestra idea inicial era dormir en el albergue, construido en una antigua cárcel, pero al llegar, en medio de una fuerte tormenta, nos dijeron que estaba lleno. Con la lluvia que estaba cayendo y puesto que queríamos visitar las minas al día siguiente, decidimos quedarnos en el camping, situadas junto a las instalaciones de los deportes de nieve. 

Día 8. Falun-Fagersta (94 km-930 m)
Iniciamos la jornada con una vuelta por Falun y una breve visita al edificio más antiguo de la ciudad, la Stora Kopparbergs Kyrka, de finales del siglo XIV y con una característica construcción de ladrillo.

Stora Kopparbergs Kyrka

Posteriormente nos acercamos a las minas. Las minas de cobre de Falun, que estuvieron operativas desde 1288 (primera referencia histórica, aunque es posible que fueran explotadas desde siglos antes) hasta 1992, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2001. Con el cobre procedente de Falun se elaboraba la pintura roja con la que se pintaban las casas y que hoy es un signo distintivo de Suecia. El complejo consta de un museo y varios edificios visitables. Hay un circuito que se puede realizar en bici o andando y es posible bajar a las galerías en visitas guiadas.


Mina de Falun

Sin duda el punto más impresionante es el Stora Stöten (Gran Pozo), un inmenso agujero provocado por un derrumbamiento en el siglo XVII.

Stora Stöten
 
Tras la visita, abandonamos la mina escoltados por las enormes montañas de escoria que la explotación durante siglos de las minas ha dejado como recuerdo. 

 Salilda de las minas

Dejamos Falun atrás por carriles bici y alguna pista que nos llevó paralelos a la carretera E16. Fue un día de muchos kilómetros, pero tranquilo, rodando por carriles bici y carreteras secundarias.

 Carril bici

Tuvimos varios tramos de carreteras sin asfaltar que nos dejaron algunas imágenes espectaculares y alguna nube de polvo de los escasos coches que pasaron.


Tras la localidad de Mora tomamos la carretera W790, la cual abandonamos para tomar una pista de buen firme que seguimos durante bastantes kilómetros. Este tramo fue algo más duro pues tuvimos que superar algunas pequeñas montañas, rodeados de un denso bosque.

Pistas

La etapa se hizo dura al no localizar ningún sitio donde poder poner la tienda (vimos alguno que no nos gustó demasiado y, para variar, nos terminamos arrepintiendo. Las oportunidades no hay que dejarlas escapar). Terminamos en el camping de Fargesta, un camping ruidoso (a un lado tiene una autopista y al otro la vía del tren) y nos tocó aguantar a un grupo de borrachos que les dio por cantar de madrugada. Un horror de noche.

Día 9. Fagersta-Sala (60 km-380 m)

Falun marcó el cambio climático, notamos una clara subida de temperaturas y llovía mucho menos; Fargesta marcó el cambio de tendencia de densidad de población, ya que a partir de aquí estaba más poblado, con numerosas grajas agrícolas y, como consecuencia, algo más de tráfico, también se hacía más complicado el tema de dormir a nuestro libre albedrío. 

Nos propusimos una jornada tranquila para intentar descansar. Así fue, si exceptuamos la salida de Fargesta que terminamos haciendo por un corto sendero poco ciclable que nos llevó a bordear el lago Stora Aspen.

Lago Stora Aspen

Sin apenas darnos cuenta llegamos a Angelsberg donde vimos indicada alguna zona de baño que prometía buenos sitios para pernoctar. En esta localidad se encuentra ubicada Engelsberg Bruk, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993. Fue una de las fundiciones más importantes de Europa a inicios de la era industrial y un precioso pueblo creció a su alrededor.


Engelsberg Bruk

El resto de la jornada fue algo monótono, casi en su totalidad por carreteras secundarias y zonas agrícolas. Los bosques habían quedado atrás sin apenas darnos cuenta, aunque algún oasis quedaba todavía por atravesar.


Como parte positiva, fue una jornada muy rodadora y que nos permitió llegar a Sala temprano y visitarla. A la entrada de Sala, preguntando por un camping, conocimos a una simpática pareja de unos sesenta años que andaban con la bici y nos acompañaron hasta la puerta del camping. Resultó que eran músicos, él tocaba la guitarra clásica y ella cantaba blues, un encanto de pareja, la amabilidad personificada.

Sala es una localidad muy tranquila sin apenas gente, pero ideal para pasear y comerse una buena pizza. Bonitos canales surcan la ciudad, infraestructuras construidas para las minas de plata y que hoy adornan las calles.

Aquí un hombre que nos encontramos perdido en un sendero nos enseñó una especie de fresas pequeñas comestibles y muy dulces que crecen silvestres, qué pena no haberlo sabido antes. 

Sala
 
Día 10. Sala-Hamsta (56 km-230 m)

Salimos de Sala dando una vuelta por las minas de plata de la ciudad. Estas minas, son la principal atracción de esta localidad e hicieron rica a Suecia entre los siglos XVI y XVII. Se puede vistar sus galerías (hay visitas guiadas) y darse una vuelta por sus instalaciones de superficie. 


Minas de Sala

Esta jornada se caracterizó por los extensos campos agrícolas que, como mares, nos rodeaban y delimitaban las estrechas carreteras y las escasas pistas por las que rodamos. 


 Zonas agrícolas

La zona era agradable para el pedaleo, pero ofrecía pocos alementos que rompieran la monotonía de los campos. Tan solo un par de piedras rúnicas que vimos en sendos jardines vinieron a alegrarnos el día, ya que pensábamos que nos íbamos del país sin ver ninguna. 

Las piedras rúnicas se remontan al siglo IV, aunque la mayor parte son de época vikinga. Son especialmente numerosas en Suecia y presentan elaborados grabados. Existen de diferentes estilos y épocas (con elementos cristianos, de simbología pagana, etc.). Las que nostros vimos muestran decoración floral, aunque no pudimos leer la explicación pues solo estaba en sueco. 


 Piedras rúnicas

La longitud de la jornada la estableció un bonito bosque, cerca Hamsta (está pasada esta localidad, pero como no he localizado el nombre exacto del lugar he indicado la localidad más cercana como referencia) donde localizamos un lugar perfecto para dormir (preferimos no arriesgarnos a dejar pasar la oportunidad en un terreno que no ofrecía muchas alternativas). 


Claro del bosque

Día 11. Hamsta-Estocolmo (80 km-550m)

Encaramos el último día con ganas de descansar las piernas pero con la tristeza de ver finalizar nuestra aventura en tierras suecas. 

Los primeros kilómetros discurrieron por tranquilas pistas que, a pesar de la proximidad de la autopista, mostraban un aspecto idílico y que nos llevaron hasta el lago Mälaren, lago inmenso donde se sitúan las islas que conforman la ciudad de Suecia. 


En las proximidades del lago Mälaren vimos las indicaciones de una ruta que seguimos y nos permitió atravesar uno de los salientes del lago evitando la autopista, utilizando las antiguas vías  del tren.

 Atravesando el lago Mälaren

Lago Mälaren

Desde este punto seguimos pequeñas carreteras secundarias, siguiendo las indicaciones de la ruta. El día nos tenía deparada una sorpresa. Vimos a un viajero de frente y nos preguntó "Where are you from?", nosotros contestamos "Spain" y oimos un "No me j...". Así conocimos a Alfonso, un valenciano buscavidas de lo más simpático y peculiar que estaba viajando hacia Noruega. Estuvimos un rato hablando y desde entonces le seguimos a través de su perfil de facebook En busca de la Aurora Boreal.

 Alfonso de En Busca de la Aurora Boreal

Tras un buen rato contándonos aventuras, nos despedimos con un apretón de manos y el deseo de volver a encontrarnos en alguna pedalada futura. 

Poco después de este episodio tuvimos que estar un rato parados por otra curiosidad, un puente móvil, no levadizo sino de movimiento lateral que periódicamente se desplaza para permitir el paso de las embarcaciones en el lago Mälaren.

Puente en el lago Mälaren

La entrada a Estocolmo no presenta grandes alicientes, pero resulta sorprendente pues, unos 50 kilómetros antes de llegar al centro, nos encontramos con una red de carriles bici segragados, totalmente separados de las carreteras y perfectamente señalizados que permiten llegar a cualquier punto de Estocolmo, ya sea el centro o los barrios periféricos. Así, sí que se puede montar en bici. Una  auténtica gozada.


Carriles bici

Sin más sobresaltos llegamos al centro de Estocolmo. Entramos a la ciudad por el norte, lo primero que vemos es la pequeña isla en la que se sitúa el Parlamento sueco (Riksdagshuset). 

 Riksdagshuset

Atravesando esta pequeña isla llegamos hasta la isla conocida como Gamla Stan, donde se sitúa el casco histórico de la ciudad. Un entramado de calles estrechas y adoquinadas donde se encuentran los principales monumentos de la ciudad, como el Palacio Real o el Nobelmuseet, además de una buena colección de cafeterías. 


Gamla Stan

Así dimos por concluido este intenso viaje, cargado de momentos buenos y grandes experiencias, en  un país que nos ha conquistado y que nos ha parecido ideal para los amantes de los viajeros en bici. 

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INFORMACIÓN ADICIONAL:  
  • Pedalear por Suecia con la bicicleta es una delicia, a lo que contribuye la abundancia de carriles bicien casi todas las localidades. El transoprte de las bicicletas es otro tema. No está permitido su transporte en los trenes y autobuses, al menos en los de largo recorrido (una de las razones principales por las que nos planteamos volver a Estocolomo tran el Camino de St Olav pedaleando). 
  •  Los mosquitos son insaciables y, en algunos momentos (especialmente por las tardes), han resultado casi insufribles, por lo que es del todo imprescindible llevar un buen repelente. 
  • Estancia en Estocolmo:
    • Si se dispone de bicicleta, como era nuestro caso, se puede buscar hoteles a las afueras para abaratar el alojamiento y acercarse a ver Estocolmo en bici. En nuestro caso dormimos a unos cinco kilómetros de Estocolmo (centro) y nos acercamos con la bici.
    • Hay numerosos carriles bici que permiten circunvalar las islas que conforman Estocolomo (unas catorce), nosotros dimos la vuelta a la isla de Södermalm. Una buena forma de conocer rincones fuera de las rutas más turísticas. 
    • No hay que perderse la visita a la iglesia de Riddarholmskyrkan (al menos por el esterior) ya que aquí se sitúa realmente los inicios de Estocolmo. 
    • Como curiosidad, el cementerio en el que se encuentra enterrada a gran diva del cine Greta Garbo (Skogskyrkogarden) fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994, es un lugar bonito que se puede recorrer en bici, donde van familias enteras a pasear y que nos plantea una relación diferente hacia la muerte y su integración con el entorno.
  • Durante el viaje y para prepararlo, hemos utilizado la siguiente documentación:
    • Lonely Planet de Suecia.
    • Mapa de Südschweden/südnorwegen. Editorial Reise. Escala 1: 875.000