sábado, 23 de abril de 2016

Barranco del río Mesa y Hoz Seca. GR 24.1 (Calmarza. Zaragoza)

En esta ruta recorreremos parte del GR 24 y el ramal GR 24.1 , realizando una ruta circular de unos 17 kilómetros y poco desnivel, llena de encantos.

Iniciamos nuestra andadura en el pequeño pueblo de Calmarza, situado en el corazón del Barranco del río Mesa y muy próximo al más conocido Jaraba, debido a sus aguas termales. Dejamos el pueblo con las primeras gotas del día y siguiendo las indicaciones del GR 24 hacia Jaraba, en la parte alta del pueblo, tomamos un estrecho sendero que transcurre por la ladera aterrazada del pueblo, sin duda, lugar de antiguos huertos hoy abandonados a las hierbas.


Salida de Calmarza

Esta senda nos deja en la carretera Z-453 que recorre el Barranco del río Mesa. Seguimos durante un par  de kilómetros la carretera, siguiendo las señales blancas y rojas que nos indican que estamos siguiendo el GR, hasta que huimos de los coches siguiendo los carteles, para aproximarnos al cauce del río, que en un primer momento atravesamos, alejándonos un poco más del asfalto.

Puente sobre el río Mesa 

A pesar de econtrarnos tan cerca de la carretera el camino es sinuoso y bonito, con buenas panorámicas de las paredes que escoltan el exiguo cauce del río y donde numerosas aves encuentran refugio, entre ellas majestuosos buitres. El sendero se abre camino buscando los rincones más escondidos, evitando el cauce y las altas paredes.

 GR 24. Barranco del río Mesa

En todo momento vamos a pocos metros de la carretera comarcal, poco antes de que ésta se abra camino a través de la roca por un par de túneles, la senda se desvía siguiendo fielmente el cauce del río y adentrándonos en un precioso rincón, donde el río discurre con pocos sobresaltos. 


  Río Mesa

Es el único punto donde perdimos un poco las indicaciones, pero realmente no hay pérdida posible, ya que no hay más seguir la corriente. A los pocos metros la senda nos deja de nuevo en la carretera para abandonarla de nuevo a nuestra izquierda, siguiendo indicaciones muy claras del GR, para subir hasta el pie de unas pequeñas paredes surcada por vías de escalada, esta zona es bastante conocida entre los practicantes de este deporte. 

Zona con vías de escalada

A los pocos metros nuestros pasos se reencuentran con la pequeña carretera, que seguiremos hasta alcanzar la entrada a la Hoz Seca, tras pasar por un merendero y disfrutar de los majestuosos buitres volando sobre nuestras cabezas. 

La entrada a la Hoz Seca no tiene pérdida ya que está indicada (hay carteles) y desde la carretera se puede ver en lo alto la Ermita de Nuestra Señora de Jaraba, construida en el siglo XVIII sobre un edificio anterior y con horarios de visita algo restringidos, por lo que no pudimos visitarla. 

Ermita de Nuestra Señora de Jaraba

En la Hoz Seca abandonamos el GR 24, que prosigue hacia Jaraba siguiendo el río Mesa, para tomar uno de sus ramales, el GR 24.1. El primer tramo del barranco, hasta el desvío a las pinturas rupestres, sigue una amplia pista que se abre camino entre las inmensas paredes.


 Pista en la Hoz Seca

En estos primeros kilómetros de recorrido está indicada una ruta interpretativa con numerosos paneles donde se explican diversos aspectos interesantes del barranco, geología y formación (su origen está en un antiguo cauce de agua que recorría este barranco), las construcciones para el ganado (parideras) que podemos encontrar a lo largo de nuestro camino (este barrando lo recorre la Cañada del Campillo), fauna y flora. Merece la pena detenerse para conocer un poco más en profundidad esta maravilla que nos rodea. El conocimiento siempre aporta una nueva perspectiva y permite apreciar y disfrutar más si cabe del entorno.

Senda entre las paredes
 
Panel informativo

Paridera para el ganado

Enfrente de una de las grandes parideras que nos encontramos en el camino está la indicación para acercarse a las pinturas rupestres de Roca Benedí. El descubrimiento de estas pinturas es relativamente reciente, fueron descubiertas en 2009, y su descubrimiento fue casual. Su interés reside en que son las pinturas de arte levantino localizadas más a occidente, lo que amplía el área de expansión de este arte prehistórico. Para llegar a ellas hay que ascender por un estrecho y pedregoso sendero.

Las pinturas no son fáciles de diferenciar, pero un panel en el lugar nos permitirá interpretarlas. Se pueden ver, en pintura negra, dos figuras humanas y dos zoomorfos (dos cérvidos). 


Pinturas rupestres de Roca Benedí
 
Nos encontramos en la parte alta de las inmensas paredes que hace uno momentos nos rodeaban y ésto nos permite gozar de una hermosa panorámica del barranco a nuestros pies. 

Panorámica desde las pinturas
 
Para proseguir la ruta tendremos que desandar los pocos cientos de metros que nos han elevado por encima del barranco, para volver a la parte más baja y proseguir nuestro recorrido por la hoz. En pocos metros nos damos cuenta de que esta parte del barranco no es tan visitada, porque la pisada pista que hemos seguido hasta ahora desaparece sustituida por una senda, que se va estrechando a medida que avanzamos. La prueba más contundente es que no volvimos a ver a nadie en el resto del recorrido.
 
 
Senda
 
Las paredes empiezan a perder algo de altura, y al estar menos transitado tiene cierto encanto que no tenía al inicio, todo parece más salvaje, más auténtico, hasta los colores parecen más vivos. Colores y tonos cambiantes en función de la lluvia y el sol que se alternan en nuestro andar. 
 
 Tramo final de la Hoz Seca

Antes de abandonar definitivamente la hoz tendremos una pequeña trepada (para ser exactos son tres), todas ellas equipadas. La primera con una escalera formada por grapas, las dos últimas equipadas con cable y escalones. No tienen complicación, la única precaución es en caso de lluvia, ya que la roca resbala.

Paso equipado

Una vez abandonamos la hoz la senda e indicaciones nos llevan hasta una pista muy ancha de tierra oscura y arcillosa que tomamos a nuestra derecha, siguiendo indicaciones del GR 24 hacia Calmarza. La pista nos lleva hasta un pequeño alto desde iniciamos el descenso hacia el pueblo. La pista es pedregosa, pero cómoda.

Pista a Calmarza
 
Seguimos descendiendo por el Barranco de los Hornillos, sin abandonar la pista que traíamos. Caminamos a media ladera dejando el barranco a nuestra derecha lo que nos permiten tener unas vistas increibles del paisaje que nos rodea. 
 
Barranco de los Hornillos (derecha)
 
A medida que nos aproximamos al pueblo de Calmarza las vistas del Barranco del río Mesa son espectaculares, especialmente desde las antiguas terrazas en las inmendiaciones del pueblo. 
 

Barranco del río Mesa
 
Con toda esta belleza inundándonos la pupila terminamos esta sencilla, pero bella, ruta. Solo una última recomendación, acercaros a ver el Pozo Redondo, una espectacular caída de agua situada en el mismo pueblo de Calmarza. Un rincón con mucho encanto. Esto es lo que se dice acabar bien.
 

Pozo Redondo
 
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INFORMACIÓN ADICIONAL:
  • En wikiloc hay numerosos tracks que hacen este recorrido, es relativamente conocida, aunque, como he comentado, el segundo tramo de la Hoz seca es mucho más solitaria. 
 

viernes, 22 de abril de 2016

Sierra y despoblado de Pardos (Nuévalos. Zaragoza)

Iniciamos esta preciosa ruta en el pueblo de Nuévalos, conocido por ser el punto de referencia para la visita al Monasterio de Piedra, situado a dos kilómetros escasos.
Río Piedra. Nuévalos
Río Piedra. Nuévalos

Si podéis no os quedéis en la carretera, subid a la parte alta del pueblo para disfrutar de las magníficas vistas del estrecho valle recorrido por el río Piedra antes de verter sus aguas en el Embalse de la Tranquera, y vigilado por la altiva Iglesia de San Julián, espectacular.

jueves, 14 de abril de 2016

Vuelta al Escalerón (Ablanque. Olmeda de Cobeta. Alto Tajo. Guadalajara)

Iniciamos una ruta solitaria en una zona poco conocida y que no dejará de sorprender al que decida ir. Tomamos como referencia el pequeño pueblo de Ablanque, situado en el Alto Tajo, pero en la zona menos turística. Un paraíso.

Desde Ablanque tomamos una estrecha pista asfaltada que pasa por delante del puente romano y a un par de kilómetros dejamos el coche en un pequeño entrante que queda a nuestra izquierda. Está indicada una zona de parking y un panel de la ruta de los chozones sabineros. Nosotros nos encaminamos hacia el Arroyo de la Rambla. El pequeño barranco formado por este arroyo viene marcado por uno de estos chozones sabineros en muy buen estado de conservación.

Chozón sabinero

Nos introducimos en el barranco siguiendo inicialmente una estrecha pista, que irá perdiendo definición a medida que avanzamos, hasta que pasamos a caminar directamente por el lecho seco y  pedregoso. En algún tramo aparecen trazas de sendero y de antiguas pistas, pero están en desuso.

Inicio del barranco

Nuestros pasos nos llevarán a seguir el sinuoso recorrido del arroyo rodeados de altas paredes, algo descompuestas y que dejan algunos abrigos a lo largo del recorrido. Numerosos árboles, sobre todo pinos, han encontrado protección en este protegido rincón, además de la humedad necesaria para crecer, rompiendo la aridez de la piedra. 

Pinos en el barranco

Las grandes rocas forman algunos caos de piedras, en algunos casos se bordean siguiendo alguna pequeña senda que los evita y en otros casos se salvan fácilmente.

Rocas en el recorrido

El agua hace acto de presencia, en un principio de forma tímida con algunos charcos que perduran de las últimas lluvias, creando algunas bolsas de agua, ahora sí empezamos a tener la sensación de que estamos recorriendo un arroyo.

Lecho del arroyo

Siguiendo, sin pérdida, el barranco nos encontramos con una pista poco marcada, pero ancha, que nos permite acompañar al arroyo por su margen, abandonando el lecho. Ahora nos llega el sonido de la corriente de agua, que se filtra más abajo dejando seco el barranco en sus inicios. En algún punto la pista cruza el arroyo y habrá que mojarse las botas. 

De forma progresiva las paredes se van retirnaado y dejan a la vista un limpio cielo azul, en contraste con el verdor de los pinares que nos rodean.

Arroyo de la Rambla

La pista se cruza con otra pista más marcada que nosotros abandonamos al poco para seguir, inicialmente, el Barranco de las Retuertas. Al poco de iniciar la subida nos encontramos con un precioso pozo, el pozo de Pellejera, aún en uso y muy bien conservado.

Pozo de Pellejera. Barranco de Retuertas
 
Desde este punto hay que seguir la estrecha senda que nos lleva hacia nuestra derecha en ligero ascenso, hasta salir a un conjunto de antiguas terrazas. No nos pareció ver otra posibilidad, pero en el mapa marcaba una senda que seguía el barranco de Retuertas en toda su longitud.

 Senda

Zona de terrazas

 En la zona alta improvisamos un poco ya que la senda que pensábamos que había no la vimos, así que andamos algo a través hasta dar con una pista ancha, que también viene desde el barranco del Arroyo de la Rambla. En el punto en el que nos juntamos nos encontramos con otro conjunto de chozones sabineros. 

Chozones sabineros

Desde aquí tendremos un ligera caminata por pista y pasando por numerosos chozones en diverso estado de conservación. En este parte del recorrido la vegetación ha cambiado, dejando atrás los pinares, sustituidos por sabinas. El camino no tiene ningún desnivel hasta alcanzar la carretra CM-2113, la cual atravesamos para encaminarnos hacia el pequeño pueblo de Olmeda de Cobeta

Se puede ir por carretera, pero si se quiere evitar hay una pista que sale a la izquierda que bordea el pueblo para luego entrar en él desde la parte más baja. Nosotros optamos por esta segunda opción por evitar el asfalto, y disfrutar de las vistas del pueblo.

Olmeda de Cobeta

Una vez en Olmeda tenemos que buscar la parte alta del pueblo, allí donde la carretera de acceso entra al pueblo, para ascender hacia unos edificios y tomar en la parte alta una pista poco marcada para tomar el cordal que nos lleva hacia Peña Moñuz, nuestro siguiente objetivo de la jornada. Este punto puede resultara confuso ya que desde el mismo punto sale otra pista más marcada que puede llevar a confusión. 

Pista hacia Peña Moñuz

Hay que estar atento porque la pista la abandonaremos para tomar una pequeña senda marcada con hitos que ya no abandonaremos. El recorrido es espectacular, rodeados de sabinas y encinas, y la primavera que va despertando tímidamente. La senda está perfectamente indicada por hitos visibles, alguno lo recompusimos un poco para que fuera más visible.


Senda hacia Peña Moñuz

Y, con las primeras gotas de lluvia, llegamos a la extraordinaria Peña Moñuz. Aquí está uno de los regalos de la ruta, el espectacular castro celtibérico de Peña Moñuz. Un magnífico ejemplo, bien conservado, de este tipo de plobamiento fortificado y que recientemente ha sido objeto de trabajos arqueológicos. Se puede distinguir la imponente muralla, el foso, algunas contrucciones de habitat y las piedras hincadas (chevaux de frise) que protegían la entrada. Todo un placer para los amantes del pasado, un lugar muy poco conocido. 

Castro celtibérico de Peña Moñuz

Foso

Tras una tranquila visita al recinto y disfrutar con este maravilloso yacimiento. Volvemos sobre nuestros pasos, pero en vez de seguir la senda que hemos traido en nuestro asecenso ahora seguiremos las anchas pistas que surcan estas dehesas para iniciar el descenso de la peña por su vertiente este. Aquí nos encontramos con un buen entramado de pistas, interesante para los que quieran recorrer esta zona con la bici, algo confuso, así que hay que estar pendiente del mapa. Iremos dejando Peña Moñuz por encima de nuestras cabezas hasta alcanzar, de nuevo, la carretera CM-2113.

 Vista Peña Moñuz. Descenso

Seguiremos la carretera durante unos cientos de metros. Desde aquí podemos visualizar nuestros siguiente objetivo, El Escalerón. Sin perder de vista nuestra nueva referencia, alcanzamos la pista que nos permite seguir descendiendo hacia el Barranco del Hoyazo por antiguas terrazas, muros de piedra y alguna edificación en estado de ruina. 

 Vista de El Escalerón

 
Al superar el barranco y alcanzar la ladera de El Escalerón habrá que improvisar un poco pues no tenemos una senda clara que seguir, aunque es fácil avanzar si no perdemos la orientación. El avance es bastante rápido y en ligera subida, hasta alcanzar un nuevo conjunto de chozones sabineros, este punto forma parte de la ruta de los chozones sabineros.

Conjunto de chozones

Desde los chozones debemos dirigirnos hacia la parte superior, sin senda, hasta alcanzar el primer saliente rocoso de esta mole caliza. Este primer punto es el más alto con sus 1154 metros, y por tanto marca el punto de cumbre. 

El Escalerón (1154 m)

Pero no podíamos dejar de acercarnos a la otra punta. Para ello hay que descender ligeramente para avanzar por la vertiente oeste, hasta alcanzar lo que parece unas escaleras talladas (aunque es probable que sean naturales) que permiten ascender. En lo alto encontramos los muros de lo que fue una ermita, de la que hoy los únicos vestigios que quedan son las tejas diseminadas por el suelo. 

 
Restos de la ermita
 
Casi hemos llegado al final, tras casi veinte kilómetros, no nos queda más que descender y volver al punto donde se localizan los chozos sabineros. Desde aquí podemos seguir la ruta marcada que nos lleva por senda hasta el parking, siguiendo antiguos caminos que siguen el Barranco del Castillejo abriéndose camino entre las estrecheces formadas por El Escalerón, a nuestra derecha, y Los Castillejos, a nuestra izquierda. 

Barranco del Castillejo

Ya solo nos queda una ligera bajada para poder descansar nuestros sufridos pies, después de un día de senderismo espectacular y auténtico. 
 

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INFORMACIÓN ADICIONAL: