jueves, 27 de octubre de 2016

Camino olvidado de Santiago (de Bilbao a Santiago de Compostela)

De nuevo nuestras pedaladas nos llevaron al Camino de Santiago. Esta vez a un recorrido no muy conocido denominado Camino olvidado, Ruta de la montaña o Camino viejo de Santiago

Hace algunos meses vimos algunos carteles e indicaciones cuando fuimos a realizar una ruta al Valle de Omaña. Al volver a casa nos pusimos a buscar información y el resultado ha sido este viaje, realizado en diez días por cuatro provincias: Vizcaya, Burgos, León, Lugo y A Coruña.

El Camino olvidado tiene su punto de inicio en Bilbao y termina uniéndose al Camino francés en la población de Cacabelos, para realizar los últimos 200 kilómetros por esta vía tradicional y más concurrida.

Día 1. Bilbao-Balmaseda (35.5 km-480 m)


Empezamos bastante tarde ya que este mismo día realizamos el  viaje hasta Bilbao, por lo que la visita a la ciudad se queda pendiente para otra ocasión. La primera complicación la encontramos aquí, en Bilbao: no hay forma de conseguir la credencial. Es mediodía y día festivo, así que la catedral está cerrada y en la oficina de turismo nos dicen que allí no nos la pueden proporcionar. Nos resignamos a iniciar el camino sin credencial.

Bilbao. Inicio del Camino olvidado
Bilbao. Inicio del Camino olvidado

lunes, 10 de octubre de 2016

Villas romanas sorianas

Con la excusa de visitar las villas romanas de la provincia de Soria vamos a disfrutar de dos días recorriendo sus caminos y visitando sus pueblos.

Las villas romanas que nos disponemos a visitar son tres:
  • Los Villares. Santervás del Burgo.
  • La Dehesa. Cuevas de Soria.
  • Los Quintanares. Rioseco de Soria.
Las tres villas se engloban en el proyecto Magna Mater, cuyo centro neurálgico y museo se sitúa en la villa romana La Dehesa.

Un recorrido para los amantes de los caminos, pero también para los amantes de las rutas arqueológicas.

Día 1. Ucero-Abioncillo (59 km-775 m)

Iniciamos la ruta en el turístico pueblo de Ucero siguiendo la carretera SO-P-5119, que abandonamos en apenas un kilómetro.

Ucero
Ucero

Seguimos pistas algo pedregosas pero sin apenas desnivel. Rodeados de pinos, sabinas y alguna que otra jara. Los intensos olores nos empujan hasta el pequeño valle formado por el Arroyo del Langostillo que nos deja a la entrada del pueblo de Rejas de Ucero

Pista a Rejas de Ucero
 Pista a Rejas de Ucero

Tomamos la carretera comarcal SO-P-5109 hasta el pueblo de Santervás del Burgo. Nos acercamos a la primera de las villas romanas del recorrido: los Villares. La visión es algo decepcionante por dos razones: apenas queda nada que contemplar in situ; y el estado de abandono es llamativo. 

Los Villares
 Los Villares. Santervás del Burgo

Este yacimiento quedó destruido casi en su totalidad debido al expolio y a la actividad agraria. Su descubrimiento se remonta al año 1899. Se trata de una villa dedicada a la explotación agropecuaria de grandes dimensiones. En sus estancias se localizaron mosaicos de gran calidad. Hoy descansan en el Museo de Arqueológico de León y el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Abandonamos el pueblo por las pistas que salen desde la parte alta. Nos llevan hasta una diminuta carretera que, tras conectar con una carretera más amplia, nos lleva hasta Santa María de las Hoyas. Aún nos quedan algunos kilómetros por la carretera SO-934. Hay poco tráfico y avanzamos muy rápido. 

Llegamos al Puente de los siete ojos, punto de entrada al Cañón del Río Lobos, que a estas alturas del año, presenta un cauce seco y agrietado. 

Entrada al Cañón del Río Lobos
Entrada al Cañón del Río Lobos

Tras recorrer otros cuatro kilómetros por la carretera nos desviamos a nuestra derecha. Iniciamos una ligera ascensión rodeados de pequeñas elevaciones redondeadas donde las sabinas son las grandes protagonistas.

Según el mapa seguimos el margen del Arroyo de Belorto, pero da la sensación de que hace tiempo que el agua no visita su cauce. 

Valle del Arroyo Belorto
Valle del Arroyo Belorto

Las pistas enlazan con la carretera SO-920 que apenas seguimos durante un kilómetro para entrar en la localidad de Casarejos. Desde este punto giramos hacia lugares más tranquilos. Una estrecha carretera, sin apenas espacio para un coche, nos lleva hasta Vadillo y Talveila por un espeso pinar. 

Durante los kilómetros que seguimos esta carretera, ningún coche rompe con la tranquilidad de nuestro pedaleo. Hacemos paradas en los numerosos carteles que existen explicando las tareas que se realizaban en estos bosques en épocas no muy lejanas y que dejaron, como vestigio del pasado, algunas estructuras aún visibles. 

Horno de cal
Horno de cal

Enlazando carreteras secundarias en las que cuesta identificar el asfalto original detrás de tanto parche, llegamos al pueblo de Cubilla. A la salida del pueblo, por una pista pedregosa, vemos un área recreativa que es toda una tentación: mesas, sombra y terreno llano. 

La pista tiene algo de subida, aunque lo complicado de esta zona no es la pendiente sino el terreno. En esta parte del recorrido los pinares ocupan todo el espacio y un intenso aroma a resina nos rodea. 

Pista de salida de Cubilla
Pista de salida de Cubilla

Seguimos la pista principal, a derecha e izquierda se desvían otras caminos que forman una maraña de pistas con inmensas posibilidades y alternativas. 

Nuestras pedaladas nos llevan hasta el pueblo de Muriel de la Fuente. En su término municipal se esconde una gran joya: el Monumento natural de la Fuentona. Para llegar hasta allí hay que adentrarse en un pequeño cañón. A su entrada nos recibe la Ermita de la Virgen del Valle.

Ermita de la Virgen del Valle
Ermita de la Virgen del Valle

Este espacio natural era apenas conocido, hoy día atrae a gran número de visitantes. En el año 2002, el equipo de Al filo de lo imposible, realizó espeleobuceo en sus entrañas para intentar averiguar el origen del abundante caudal. Como resultado se grabó un interesante reportaje sobre esta actividad. 

La Fuentona

La Fuentona
La Fuentona

El gran caudal de la Fuentona da origen al río Abión que, en sus primeros metros, discurre por un pequeño barranco al que se accede por un conjunto de pasarelas y pasos habilitados. El otoño se muestra especialmente espectacular, ya que tiñe de colores amarillos y ocres los árboles que acompañan al río en su nacimiento.

Nacimiento río Abión
Nacimiento río Abión

Pasarelas de acceso. La Fuentona
Pasarelas de acceso. La Fuentona

Tras disfrutar de este lugar desandamos el camino hasta el pueblo de Muriel de la Fuente. Aquí tomamos una pista ancha y prácticamente llana. Nuestras pedaladas acompañan al río Abión en sus primeros kilómetros de vida. Un caudal abundante y transparente que se abre paso hasta el pueblo de Abioncillo de Calatañazor

 Río Abión
 Río Abión

Abioncillo de Calatañazor
 Abioncillo de Calatañazor


Día 2. Abioncillo-Ucero (85 km-1050 m)

Abandonamos Abioncillo por una carretera recta que atraviesa extensos campos de cultivo hasta el pueblo de Calatañazor. En Calatañazor nos recibe la Ermita de Nuestras Señora de la Soledad (s. XII) de su origen románico ha llegado hasta nuestros días el ábside y el pórtico.

Ermita de Nuestra Señora de la Soledad (s. XII)
Ermita de Nuestra Señora de la Soledad (s. XII)

Nos adentramos en las calles empinadas de esta conocida localidad con la sensación de adentrarnos en otra época. 

Calatañazor
Calatañazor

El imponente Castillo de Calatañazor se yergue sobre la hoz del río Milanos y desde sus restos podemos ver el famoso sabinar de Calatañazor

Hoz del río Milanos
Hoz del río Milanos

El castillo se construyó en el siglo XIV del que se conserva parte de la torre del homenaje y del sistema defensivo. 

Torre del homenaje. Castillo de Calatañazor
Torre del homenaje. Castillo de Calatañazor
 
 Enfrente de esta población se han localizado los restos del castro arévaco de Los Castejones. Tras disfrutar de la monumentalidad de Calatañazor nos dirigimos hacia el páramo por carretera. En la parte alta en lazamos con la N-122. 

Nos encontramos con un tráfico intenso. Circulamos paralelos a la calzada romana Uxama, la cual se intuye en una pequeña elevación. En el punto donde tenemos marcado el desvío nos encontramos con la desagradable sorpresa de que la construcción, abandonada, de una autopista ha cortado el paso. Estos nos obliga a unos cuantos kilómetros más por la carretera. Por fin alcanzamos el desvío a La Mallona y nos alejamos del humo, el tráfico y el asfalto. 

Tras pasar por el pequeño pueblo de Las Fraguas una pista asfaltada nos lleva hasta la Ermita de Nuesras Señora de Inodejo (s. XVII). Un inmenso edificio que más parece una casa señorial que una ermita. 

Ermita de Nuestra Señora de Inodejo (s. XVII)
Ermita de Nuestra Señora de Inodejo (s. XVII)

Tomamos una pista hacia la parte alta de la Sierra de Hinodejo. A los dos kilómetros nos encontramos con un cartel que avisa de que se está realizando una cacería. Valoramos la posibilidad de pasar, a pesar de que se oyen gritos y algún tiro esporádico. Finalmente desechamos la idea, demasiado riesgo. Nos toca improvisar. 

Intentamos seguir otras pistas menos marcadas que bordean por la zona baja, pero muchas ha desaparecido. Tras unos cuantos kilómetros extra decidimos tomar unas pistas que salen desde la ermita y se alejan de los montes. Lo que nos va a obligar a dar un buen rodeo. Estoy enfadada con la situación, pero no nos queda otro remedio si no queremos exponernos a un "accidente".

Tomamos una pista que nos lleva hasta la localidad de Villabuena. A partir de aquí vamos enlazando pistas. Bordeamos la hendidura abierta por el río Izana por la parte alta. En un principio nos adentramos en un paisaje típicamente soriano: pedregoso, con apenas algunos arbustos y sabinas, tierra rojiza. 

 Pistas desde Villabuena
 Pistas desde Villabuena
 
A medida que nos acercamos a Cuevas de Soria el paisaje se transforma. Las encinas toman protagonismo, formando una tupida barrera a nuestro alrededor. Seguimos pistas y senderos poco marcados, especialmente en el descenso al Barranco Valdelarina

Descenso al Barranco Valdelarina

En el barranco nos juntamos con una pista que en llano nos lleva hasta Cuevas de Soria, donde nos damos de bruces con la causa del cartel. Parece que ya han finalizado la cacería. 

En esta localidad encontramos la segunda de las villas romanas que visitaremos: la Villa romana La Dehesa. Se encuentra a un kilómetro del pueblo.

Esta villa se puede visitar y merece la pena dedicarle un tiempo. Es un edificio de una superficie aproximada de cuatro mil metros cuadrados cuyo espacio central estaba ocupado por una importante zona ajardinada y rodeada de peristilo, en torno al cual se articula la distribución de las estancias. Conserva magníficos mosaicos de decoración geométrica, con la peculiaridad de que en algunos de ellos se hace uso de monogramas que han permitido identificar a los propietarios del edificio: los Irricos

Peristilo. Villa La Dehesa
Peristilo. Villa La Dehesa

Mosaico. Villa La Dehesa
 Mosaico. Villa La Dehesa

Monograma de los Irrico
Monograma de los Irrico

Tras la detenida visita regresemos al pueblo desde donde sale la pista que vamos a seguir (y por donde deberíamos haber llegado si hubiésemos podido seguir nuestra idea original). Seguimos el camino a Monasterio. Con un pequeño ascenso inicial que a los pocos metros se convierte en un llaneo. Nuestro camino serpentea entre encinas y salva alguna vaguada. 

Camino de Monasterio
Camino de Monasterio

Difrutamos de este tramo solitario antes de llegar a Monasterio. Un diminuto pueblo situado en un altozano. En pleno descenso nos desviamos por una pista de concentración que se abre camino entre campos de cultivo y cotos de caza. 

Pista a La Revilla de Calatañazor
Pista a La Revilla de Calatañazor

Al final de la pista nos espera paciente el pueblo abandonado de La Revilla de Calatañazor, uno de tantos pueblos sorianos que sucumbieron al éxodo rural y que hoy lucha solitario porque sus paredes no terminen derrumbándose. 

La Revilla de Calatañazor
La Revilla de Calatañazor

Seguimos un pequeño tramos por carretera para abandonarla en Fuentelaldea. Un cartel llama nuestra atención: acabamos de enlazar con un tramo del Camino de Santiago de la Lana, precisamente el que viene desde Guadalajara.

Indicaciones del Camino de Santiago de la lana
Indicaciones del Camino de Santiago de la lana

En este punto nos desviamos por pistas que, sin apenas desnivel, nos guían hasta Rioseco de Soria. En el término municipal de esta localidad se localiza la última de las villas romanas que vamos a visitar: Los Quintanares

Los Quintanares. Riseco de Soria
Los Quintanares. Riseco de Soria

En este yacimiento se localizaron importantes mosaicos policromos y, aunque se puede apreciar la planta de el edificio, la sensación es la misma que en el caso de Los Villares, abandono. La zona está llena de hierbas que impiden visualizar el yacimiento, eso sin mencionar que el cartel explicativo está mal orientado. 

Desde el yacimiento seguimos la carretera para atravesar la N-122 (y las obras abandonadas de la autopista) hasta Torreblacos. A la salida del pueblo nos enfrentamos a una fuerte pendiente con piedras. Nos adentramos en una zona más solitaria y alejada de las carreteras. Empezamos a remontar un pequeño valle formado por el Arroyo del Monte sin apenas desnivel.

Valle del Arroyo del Monte

Abandonamos el valle por pistas algo mas complicadas, pero de naturaleza más salvaje. Circulamos por pistas donde las piedras y la arena hacen complicado el avance, en algún punto, incluso estando en llano, tendremos que echar mano de toda la potencia disponible. Rodeados por un tupido bosque de pinos, jaras, sabinas y algún roble despistado avanzamos hasta alcanzar el valle formado por el Arroyo de la Veguilla

Pistas arenosas
Pistas arenosas

Alcanzamos el valle que parece discurrir por una buena pista, casi llana. Dejamos atrás los puntos más complicados para disfrutar de un tramo rodador y relajado. 

Valle del Arroyo de la Veguilla
Valle del Arroyo de la Veguilla

En uno de los cruces vemos como nuestra relajación se aleja cuando nuestro camino gira noventa grados a nuestra derecha. Iniciamos un ascenso por una pista muy pedregosa, con mucha arena y bastante pendiente. Las moscas que nos rodean no ayudan ni facilitan la ascensión. Ganamos altura hasta alcanzar las ruinas de unas construcciones. 

Rodamos en llano por la parte más elevada con amplias vistas a las montañas que delimitan el horizonte, podemos distinguir el Pico Urbión como gran altura de la provincia. Es la montaña más elevada que se encuentra íntegramente en los límites provinciales, aunque la montaña más elevada es el Moncayo. Ambas ascensiones son buenas opciones en la provincia.

De nuevo es una felicidad breve. Iniciamos un fuerte descenso hacia un barranco profundo por donde discurre el Arroyo del Hocinote. La bajada nos a tomamos con precaución debido a las piedras, la tierra y los profundos surcos que el agua ha abierto en el terreno arcilloso. 

Descenso al Arroyo del Hocinote
Descenso al Arroyo del Hocinote

Tras una pendiente inicial muy fuerte ésta parece suavizarse dando paso a un tramo más relajado que se adentra de forma gradual en el barranco, casi barranco, del arroyo.

 Descenso hacia el barranco
 Descenso hacia el barranco

Al llegar a lo más profundo del barranco torcemos para tomar una pista poco marcada. Seguimos paralelos al cauce seco del arroyo. 

Pistas poco marcadas. Arroyo del Hocinote
 Pistas poco marcadas. Arroyo del Hocinote

En algún tramos podemos ver el trabajo realizado para abrir estos caminos y evitar su derrumbe sobre el cauce. Lo que nos indica el uso de estos caminos desde épocas ya olvidadas. 

Trazado del camino
Trazado del camino

Este tramo es especialmente bonito. Seguimos caminos que el hombre delimitó hace tiempo, rodeados por el silencio de la soledad a la que han quedado recluidos, y una naturaleza que ha encontrado en estos trazados olvidados un lugar donde alcanzar su máximo esplendor. 

La pista nos lleva hasta alcanzar de nuevo terrenos de cultivo, agostados tras el tórrido verano. 

Salida del barranco del Arroyo del Hocinote
Salida del barranco del Arroyo del Hocinote
 
Enlazamos con la carretera comarcal SO-P-5018. Sin abandonarla nos juntamos con la carretera SO-920 en cuya cuneta nuestras cansadas sombras se reflejan tras un fin de semana de disfrutar con nuestras bicis y de todo lo que hemos visto.

Llegada a Ucero

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RECORRIDO:



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INFORMACIÓN ADICIONAL:

jueves, 15 de septiembre de 2016

Pueblos abandonados de la Sierra de Pela (Guadalajara-Soria)

La Sierra de Pela marca la zona limítrofe entre las provincias de Soria y Guadalajara. Es uno de esos rincones de la península golpeados por la dureza climatológica y la despoblación a partes iguales.

Este recorrido nos va a permitir acercarnos a siete pueblos abandonados, una iglesia hispano visigoda, una buena representación de iglesias románicas y al yacimiento arqueológico de Tiermes. No está mal para dos días de recorrido.

Día 1. Madruédano-Galve de Sorbe (47 km-830 m)


Por cuestiones logísticas iniciamos la jornada en el pequeño pueblo de Madruédano. Los primeros kilómetros transcurren por una diminuta carretera que nos lleva a un minúsculo pueblo rodeado de palomares: Modamio. Hay algunas casas arregladas que parecen indicar algo de vida los fines de semana, pero en nuestro pedaleo no nos cruzamos con nadie. Solo nos recibe la iglesia románica de la Natividad.

Modamio

En este punto abandonamos el asfalto para tomar una pista ancha y rodadora. Siguiendo un amplio valle, bordeamos las pequeñas colinas para conectar con la carretera SO-160. Esta vía, a pesar de ser bastante ancha, apenas tiene tráfico. Una cómoda bajada nos lleva hasta el pueblo de Retortillo de Soria, punto común con el Camino del Cid y el Sendero de Gran Recorrido GR-86.

Esta localidad conserva restos del recinto amurallado, que data del siglo XIV, así como un bien conservado centro urbano.
 
Retortillo de Soria

Tras una breve visita nuestras ruedas nos llevan de nuevo a la carretera que seguimos en leve ascenso hasta iniciar una vertiginosa bajada hacia Miedes de Atienza. La carretera desciende incrustada en un cortado que sirve de paso natural a través de la línea divisoria que conforma la Sierra de Pela. Hemos abandonado la provincia de Soria para adentrarnos en el territorio del norte de Guadalajara.

Descenso hacia Miedes de Atienza
  Descenso hacia Miedes de Atienza

No llegamos a entrar en Miedes ya que nos desviamos por una carretera de menores dimensiones: la GU-145. Bordeamos el Alto de Baldeibáñez, que queda a nuestra derecha. Superando pequeñas ondulaciones llegamos a la población de Hijes

En Hijes los edificios de piedra rosada son su característica principal. La Iglesia de la Natividad conserva el ábside románico, pero prácticamente todo lo que se puede contemplar pertenece a las reformas realizadas enlos siglos XVI y XVII. En esta localidad se excavó, por el marqués de Cerralbo entre otros, la necrópolis de Los Arroyuelos. Aprovechamos para refrescarnos en el agua de su fuente. 
 
Iglesia de la Natividad. Hijes
Iglesia de la Natividad. Hijes

 La carretera nos permite avanzar a buen ritmo hasta desviarnos para tomar una pista poco transitada que sigue la Cañada de los Fuentarrones. El trazado se pierde debajo de las jaras y los matorrales. 

Pista perdida
 Pista perdida

Este tramo se puede evitar por carretera, pero no es excesivamente largo y se acorta un poco el trayecto por asfalto. Al final de la pista conectamos con la carretera CM-110. Esta carretera la seguimos durante unos tres kilómetros para desviarnos por una carretera sin apenas tráfico, la GU-213. 

Desde este punto tenemos una buena panorámica del Alto del Rey que se perfila contra el cielo. Nos adentramos en un tramo más fértil que el que hemos recorrido hasta el momento. Los robles, las encinas y las jaras ganan terreno. 

Alto Rey
Alto Rey

Sin mucho esfuerzo llegamos al pueblo de Albendiego. Aquí es imprescindible acercarse hasta la Iglesia románica de Santa Coloma (s. XII, ampliada en el s.XV), uno de los mejores ejemplos existentes del románico rural de la provincia de Guadalajara. 

Ábside. Iglesia románica de Sta. Coloma. Albendiego
Ábside. Iglesia románica de Sta. Coloma. Albendiego

Tras una breve parada en el bar del pueblo (también vimos anunciado alojamiento) dejamos atrás Albendiego por los caminos que salen al norte del pueblo. 

Salida de Albendiego
Salida de Albendiego

Seguimos el Camino de la Fragua que discurre paralelo a la Sierra de Pela por su vertiente sur recorriendo las poblaciones que se asientan a sus pies: Condemios de Abajo y Condemios de Arriba 

Camino de la Fragua
Camino de la Fragua

Tras pasar por esta última localidad conectamos, de nuevo, con la carretera GU-213 que seguimos durante unos seis kilómetros para llegar a nuestro destino de la jornada: Galve de Sorbe. En esta población destaca el Castillo de los Zúñiga (o de Galve) construido en el s.XV y que en estos momentos espera paciente a que la intervención pública lo salve de la ruina, tras años en manos privadas. 

Castillo de los Zúñiga. Galve de Sorbe
Castillo de los Zúñiga. Galve de Sorbe

Día 2. Galve de Sorbe-Madruédano (66.5 km-1160 m)


Iniciamos el día igual que lo terminamos: siguiendo la carretera. En este caso la CM-1006 en dirección a Cantalojas, puerta de entrada al Parque Natural del hayedo de Tejera negra. Nos encontramos en una zona eminentemente ganadera, poblada y explotada desde antiguo por el ser humano. Prueba de ello son algunas construcciones que permitían el aprovechamiento de la naturaleza: canalizaciones para los molinos, puentes de paso hoy en desuso o muros de separación de tierras. 

Canalización de molino. Arroyo de la Dehesa
Canalización de molino. Arroyo de la Dehesa

Una vez pasamos el desvío para Cantalojas iniciamos un suave ascenso paralelos al Arroyo Vadillón. La noche ha dejado un ligero aroma a tierra y paja que resulta agradable, en una sutil mezcla con el olor del ganado que pasta en las amplias extensiones. Al iniciar el descenso hacia el pueblo despoblado de Villacadima (aunque no deshabitado ya que aún recibe algunos esporádicos visitantes veraniegos) percibimos un cambio radical en el ambiente. Atrás ha quedado la vegetación para dar paso a un terreno pedregoso y árido. 

La pequeña población de Villacadima encierra algunas maravillas bien escondidas entre sus edificios y los barrancos que la rodean. En el pueblo encontramos uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa románica de la provincia: la Iglesia de San Pedro. Sufrió numerosas reformas en el s. XVI, pero aún conserva el espléndido pórtico del s. XIII. 

Iglesia de San Pedro. Villacadima
Iglesia de San Pedro. Villacadima

   Pórtico. Iglesia de San Pedro. Villacadima
 Pórtico. Iglesia de San Pedro. Villacadima

También en las proximidades de esta localidad podemos encontrar las pinturas rupestres del Portalón, escondidas en el barranco formado por el Arroyo de Valquiciosa. Eso sin contar las posibilidades senderistas de la zona.

Salimos de Villacadima por el norte de la población donde se sitúa la fuente y los antiguos lavaderos (cuando pasamos estaban haciendo algunas obras). Seguimos pistas poco marcadas para alcanzar la parte alta de los suaves montes, allí donde los modernos y numerosos aerogeneradores intentan aprovechar el viento habitual de la zona. 

Conectamos en la parte superior con la carretera CM-110 que bordea por el sur la Sierra de Pela y nos adentra durante breves kilómetros, en la provincia de Segovia, al descender en dirección a Grado del Pico

Descenso a Grado del Pico
Descenso a Grado del Pico

No llegamos a entrar el pueblo de Grado. Nos desviamos por pista para bordear el Pico de Grado (1.517m) para entrar de nuevo, siguiendo pistas pedregosas, en la provincia de Soria

Con ligeras subidas y bajadas llegamos a Rebollosa de Pedro, donde no vemos un alma por la calle, aunque las viviendas parecen cuidadas. Continuamos por la carretera (aunque más bien parece una pista asfaltada) SO-P-4219. Aquí sí tenemos fuertes repechos, especialmente antes de la llegada al pueblo de Pedro

En Pedro, gracias a las indicaciones de un vecino, descendemos por una pequeña senda que bordea un antiguo molino para visitar la Ermita de la Virgen del Val de origen hispano-visigodo (s. VII). 
 
Descenso a la Ermita de la Virgen del Val
Descenso a la Ermita de la Virgen del Val

Ermita hispano-visigoda de la Virgen del Val (s. VII)
Ermita hispano-visigoda de la Virgen del Val (s. VII)

Hay una curiosidad más relacionada con este pueblo. A pocos kilómetros al norte de la localidad nace el río Pedro con un importante caudal de agua. Esta surgencia fue la encargada de aprovisionar de agua a la ciudad romana de Tiermes a través de un acueducto construido para tal efecto y del que hoy quedan algunos restos excavados en la rojiza roca de Tiermes. 

Abandonamos Pedro por las pistas que salen por el sur siguiendo las indicaciones de Sotillos. Tras una corta pero fuerte subida llegamos al pueblo abandonado de Sotillos de Caracena

Calle de Sotillos de Caracena
Calle de Sotillos de Caracena

 
 Iglesia de Sotillos de Caracena

Tras un breve paseo por las calles hoy silenciosas de Sotillos, entre escombros y vidas derrumbadas, proseguimos por pista. Nos adentramos en una zona asombrosamente verde y fresca, rodeados de una frondosa vegetación que contrasta con el paisaje que nos ha acompañado en los últimos kilómetros y que explica la ubicación de este pueblo. 

Salida de Sotillos
Salida de Sotillos

Las pista nos lleva en pocos kilómetros hasta el yacimiento arqueológico de la ciudad celtíbero-romana de Tiermes. Si no se ha visitado merece la pena acercarse al museo, a escasos kilómetros, para visitarlo y  hacer una visita guiada al yacimiento (el guía es muy bueno, sus explicaciones nos permitirá "ver" y comprender el yacimiento).

Es un yacimiento muy característico ya que parte de las estructuras que conserva se encuentran excavadas en la blanda roca de la zona, con un llamativo y característico color rojizo. Se conserva gran parte del foro, las gradas del teatro, parte del acueducto que alimentaba de agua a la ciudad, algún muro de las termas y diversas domus.

Pórtico del foro. Tiermes
Pórtico del foro. Tiermes
 
Gradas excavadas. Tiermes
 Gradas excavadas. Tiermes

Por si fuera poco justo en la parte más elevada del yacimiento se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de Tiermes. Un buen ejemplo de la arquitectura románica de Soria y que fue construida en el s. XII.

Ermita de Nuestra Señora de Tiermes
Ermita de Nuestra Señora de Tiermes

A pesar del interés que despierta en nosotros este lugar debemos continuar nuestra ruta. Desandamos algunos metros para retomar las pistas que nos llevan al pueblo abandonado de Manzanares siguiendo las señales del GR-86 (tiene un ramal que se acerca al yacimiento). Los últimos habitantes de este pueblo lo abandonaron en los años setenta.

Sin dejar las indicaciones nos enfrentamos a una dura subida, más por el firme que por la pendiente en sí misma, que nos lleva al silencioso Peralejo de los Escueros

Pueblo abandonado de Manzanares
Pueblo abandonado de Manzanares

En Peralejo retomamos la carretera para acercarnos hasta el desvío que nos permitirá acercarnos al pueblo abandonado de Rebollosa de Escuderos. Este pueblo presenta un aspecto desolador, muy acorde con el paisaje circundante. Destaca la iglesia, de importantes dimensiones, en su origen dedicada a San Gervasio y algún caserón que resiste estoicamente el paso del tiempo y el expolio de sus piedras. 

Rebollosa de los Caballeros

Rebollosa de los Caballeros
 Rebollosa de los Caballeros

Abandonamos Rebollosa aún con el eco de las ruinas para tomar la carretera SO-135. En uno pocos cientos de metros dejamos atrás la carretera para acercarnos a Cañicera, otro pueblo que ha quedado sumido en el silencio en la Sierra de Pela. Aunque en esta ocasión parece quedar una casa arreglada y habitada. 
  
Cañicera

Desde aquí iniciamos un fuerte ascenso que nos lleva a la parte alta de las lomas que nos rodean. En la parte más alta tomamos buenas pistas que, prácticamente en llano, nos llevan hacia el Castillo de Caracena, escoltados por el Barranco de las Gargantas a nuestra izquierda y el Barranco de los Pilones a nuestra derecha. Un poco más lejano se encuentra el interesante Cañon del Caracena donde se localizaron restos de la Edad del Hierro en el lugar conocido como Los Tolmos. El lugar encierra una gran belleza encajonada entre altas paredes, una buena ruta para los senderistas. 

El impresionante Castillo de Caracena fue construido en el s. XV por la familia Tovar sobre una construcción defensiva previa del s. XI. Algunos investigadores han identificado este castillo y la localidad como enclaves templarios. 

Castillo de Caracena

Castillo de Caracena
Castillo de Caracena

Desde el castillo un empinado descenso nos deja en el pueblo de Caracena donde hicimos una parada en el bar. En chico que atendía en el bar se ofreció a enseñarnos la Iglesia románica de San Pedro (s. XII) y no desaprovechamos la ocasión. Su interior es parco en decoración y casi anodino comparado con el exterior. A las afueras del pueblo también subsiste un puente medieval. 

Iglesia románica de Sam Pedro. Caracena
Iglesia románica de San Pedro. Caracena

Nos alejamos de Caracena siguiendo el amplio valle surcado por el río Caracena custodiado por la Ermita de la Virgen del Monte (s. XVII).

Ermita de la Virgen del Monte
Ermita de la Virgen del Monte

Desde la carretera se pueden ver las pistas que asciende por laslomas en desniveles más que apreciables, mis temores se confirman cuando veo como nuestro recorrido tuerce dirigiéndose de forma decidida hacia estas pistas. Sin duda es uno de los tramos más duros de la ruta, pero no hay muchas posibilidades para salir del valle en el que nos encontramos. El desnivel unido a la cantidad de piedras sueltas del terreno hacen que tenga que enfrentarme a la subida a empujones. 

Sin embargo este esfuerzo nos permitirá acercarnos al último de los pueblos abandonados del recorido: El Pozuelo. Se sitúa en una zona llana de un altozano, un lugar árido y solitario. Cuando llegamos a la puerta de su iglesia un aire tórrido y reseco nos llena los pulmones. Las casas sucumbieron hace tiempo a su propio pesa. Solo la iglesia de Santa María Magdalena parece resitir con cierta dignidad el goteo de los días. Nos acercamos al cementerio donde la sensación de olvido es aún mayor al contemplar las lápidas de aquellos que esperaron ser recordados. 

Iglesia de Sta. María Magdalena y cementerio
Iglesia de Sta. María Magdalena y cementerio

Escuela. El Pozuelo
Escuela. El Pozuelo

Con un inteso calor descendemos hacia La Perera que atravesamos para recorrer los últimos kilómetros. Inicialmente seguimos una pista que abandonamos para adentrarnos en un pequeño barranco formado por el Arroyo de Modamio, aunque no vemos agua por ninguna parte. 

Barranco del arroyo de Modamio
 Barranco del arroyo de Modamio

El barranco lo recorrer una pequeña pista poco transitada que ponen un fantástico punto final al recorrido antes de regresar a las calles de Madrúédano

 Madruédano
 Madruédano

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INFORMACIÓN ADICIONAL:


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BIBLIOGRAFÍA:

  • ALONSO, PILAR; GIL, ALBERTO. Pueblos abandonados. Editorial Susaeta.
  • HERRERA CASADO, ANTONIO. El románico de Guadalajara. Editorial aache.
  • MARTÍNEZ, MARÍA LARA. Enclaves templarios. Editorial edaf.