sábado, 31 de octubre de 2015

Ascensión a la Atalaya (Sierra de Ayllón. Guadalajara)

De nuevo nuestros pasos nos llevan a la Sierra de Ayllón, buscando rincones solitarios y poco transitados, así que cogimos el mapa y vimos un modesto pico de nombre imponente que nos llamó la atención y no nos pudimos resistir.

Como suele ser habitual, en el momento que sales de los lugares más conocidos y populares, no encontramos a casi nadie, tan solo nos cruzamos con un ciclista que, al ponernos a hablar con él, nos dimos cuenta de que era Juanjo Alonso (más conocido como Capitán Pedales), un tipo de lo más simpático que se quedó un poco sorprendido cuando vio que le reconocíamos. A parte de esta agradable coincidencia, disfrutamos del monte para nosotros solos.

Iniciamos el recorrido en la carretera que asciende al Puerto de la Quesera desde el conocido pueblo de Majalrayo, en un punto situado poco antes del Barranco Travieso. Desde este punto se tienen unas estupendas vistas del pueblo de Peñalba de la Sierra y las montañas que le rodean, entre ellas Cabeza de Cabida.


Comenzamos la ascensión por una pista ancha y bien marcada, la cual abandonaremos unos cientos de metros después para tomar una pista con un desnivel más marcado y que nos permite ir ganando altura, adentrándonos en un precioso bosque que en esta época del año muestra sus mejores galas.

Robledal

El camino que hemos seguido se une con otra pista que viene de un punto más bajo de la carretera y que nosotros seguiremos en dirección al Collado Llano, ya con una pendiente más moderada y por zona más despejada, disfrutando de vistas más amplias y de un espectacular cielo azul.


Zona del Collado Llano

Esta pista nos lleva hasta el Alto Reajo y a la ladera del Regajo de las yeguas (1810 m), que dejaremos a nuestra derecha, ya que nuestro objetivo aún queda lejos. 
 
 Regajo de las Yeguas (1810 m)

Desde este punto seguimos un camino bastante marcado, que parece haber sido recientemente desbrozado, y que nos lleva derechos al Collado de San Pedro. A partir de este punto los caminos no son tan claros y, aunque iremos siguiendo pequeñas sendas en la mayoría de los casos, también tuvimos que improvisar un poco. Desde este collado iniciamos la subida al Cabezo de San Pedro (1710 m) por terrano pedregoso, como es característico de la zona. 

Inicio de la subida a Cabezo de San Pedro

Durante la subida vimos algunos hitos dispersos y seguimos una senda que parecía pisada, pero desde luego mucha gente no pasa por aquí. Tampoco hay vértice geodésico en esta cumbre, y al ser redondeada es complicado saber qué punto es el de máxima altura. 

Desde esta primera altura tenemos unas preciosas vistas tanto de la zona de la Atalaya como de Peña Tiñosa. proseguimos por una pequeña senda que se abre entre la gayuba, arbusto muy característico de esta sierra y que tradicionalmente ha sido utilizado para infusiones y otros usos, y que crea un magnífico manto verde en las zonas de mayor altura. 

 Vistas de Peña Tiñosa

Volveremos a descender hasta alcanzar el Collado de la Mesta con amplias praderas y rodeado de grandes ejemplares de pino. Desde este punto no localizamos ninguna senda ni hito, por lo que avazamos siguiendo la cuerda y orientándonos con el mapa. El avance no es complicado, aunque en algún punto la vegetación nos lo puso complicado, por lo que mejor no llevar pantalones cortos. De vez en caudno volvíamos a retomar lo que parecía una senda y algún hito disperso, pero continuamente se pierde, lo que más nos ayudó fue una formación rocosa que parecía indicarnos el camino a seguir. 


Fuimos a salir a una pista muy marcada que seguimos durante unos 100 metros para desviarnos hacia la parte más alta, aquí nos guiamos un poco por nuestra orientación e intuición (para los que no se apañen bien con los mapas lo mejor seguir el track).  

Tuvimos algún momento de confusión porque no estábamos seguros de haber alcanzado el punto más alto, así que decidimos seguir y menos mal porque, efectivamente, no habíamos alcanzado la cumbre, aún nos quedaba un trecho. Curiosamente aquí volvimos a retomar pequeñas y bonitas sendas.

Senda

Las vistas desde este punto del recorrido son espectaculares, si añadimos la soledad, el sonido del viento...un momento increíble. 


Por fin localizamos la cumbre que resultó ser más fácil de idnetificar de lo que parecía, ya que la cumbre de la Atalaya (1887 m) tiene un vértice geodésico que no da lugar a confusión y que, inevitablemente, afea el lugar. 

La Atalaya (1887 m)

Estando aquí nos dimos cuenta de que había un punto en el horizonte en el que parecía existir otro vértice, así que nos dijimos ¿por qué no?, y para allá que nos fuimos. Este punto en el mapa no viene marcado con ningún nombre.
 
Próximo objetivo al fondo

Lo que parecía un vértice no era tal, sino un gran hito, pero desde luego no nos arrepentimos de esta última subida, ya que desde esta elevación las vistas hacia la Peña de la Tiñosa son fantásticas, con los colores otoñales adornando los valles y las espectaculares montañas de El Corralón, El Talayón y Peña de la Tiñosa, que se han quedado pendientes para una próxima salida. 

Vistas hacia la zona de Peña Tiñosa


Este último hito marcó el punto de retorno, así que retomamos el camino que habíamos traído hasta alcanzar la pista. Aquí en vez de volver por el mismo camino seguimos por la pista hasta alcanzar el Collado de las Fraguas (1782 m). 

Camino del Collado de las Fraguas
 
Desde el collado seguimos una senda que se abría camino en el pinar y que, sin pérdida posible, nos deja de nuevo en una amplia pista que nos lleva hasta la ribera del río Sonsaz, aquí nos perdimos un poco ya que los caminos no están bastante tapados por la vegetación. Finalmente conseguimos tomar el trazado de una antigua pista, para desviarnos posteriormente por lo que parecía una poco marcada senda que nos llevó hasta el Collado de San Pedro

Subiendo al Collado de San Pedro

En este collado retomamos el camino inicial disfrutando de un cómodo regreso. 

Zona del Collado Llano

Durante el descenso volvemos a disfrutar del robledal que, con la iluminación de la tarde, me pareció especialmente hermoso, con colores más vivos de los que habíamos podido disfrutar por la mañana.



Y con estas imágenes otoñales dimos por concluido un magnífico día de montaña, por una zona poco conocida de esta sierra que no nos defrauda nunca. 

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 INFORMACIÓN ADICIONAL:

domingo, 18 de octubre de 2015

GR 189. Corredor Verde del Tormes en BTT (Salamanca)

Haciía tiempo que le teníamos ganas a este GR y como habíamos leído que era ciclable pues para Salamanca que nos fuimos.

El recorrido lo realizamos en dos estapas, pero con una logística un tanto extraña, porque no conseguimos localizar alojamiento disponible, fuimos en un puente y estaba todo completo, y además anunciaban lluvias, así que desechamos lo de "buscarnos la vida".

Finalmente tomamos como inicio y llegada (aunque en el track esto no se indica) Guijuelo, donde dejamos la furgoneta, realizando aproximadamente la mitad del recorrido cada día, más 10 kilómetros adicionales para salir y volver a Guijuelo. Esto explica el punto tan peculiar de inicio de la ruta: la depuradora de Guijuelo.

Quitando este pequeño inconveniente, salimos dispuestos a disfrutar al máximo de los primeros días otoñales como más nos gusta, dando pedales y disfrutando de rutas poco transitadas.

Primera jornada. Depuradora de Guijuelo-Fuenterroble de Salvatierra (60 km-1200 m)

Pues lo dicho, enlazamos con el GR-189 en la depuradora de Guijuelo, para iniciar el recorrido, que nos lleva por amplias dehesas donde queda claro que estamos en zona ganadera. Ahora los prados están muy secos, a pesar de la lluvia de la mañana, pero en primavera debe ser un lugar increíble.

Dehesas

Las pistas son anchas, en muy buen estado, se usan para comunicar las fincas, lo que hace que sean muy rodadoras, pero la señalización del GR no es muy visible en algunos puntos, por lo que hay que ir pendiente si no nos queremos pasar los desvíos. 

 Amplias pistas

En estos primeros kilómetros la pista va girando en ángulos extraños en un intento de aproximarse lo más posible al Embalse de Santa Teresa, en el curso del río Tormes, que anda un poco pobre de agua después de un verano bastante seco y caluroso.  

Pista. Embalse de Sta Teresa al fondo

Nuestra primera parada se la debemos al Dolmen del Teriñuelo, en el término municipal de Aldeavieja de Tormes, un dolmen de galería de dimensiones bastante impresionantes y en el que se puede distinguir perfectamente el túmulo. Por desgracia está algo abandonado y algunos de los ortostatos, principalmente de la galería, se han caído.



Dolmen del Teriñuelo

Durante el recorrido vamos pasando por todos los pueblos situados en el margen del embalse y alguno nos deja simpáticas imáganes. 


Realmente en esta parte del GR no vamos a encontrar ninguna dificultad, circulamos siempre por muy buenas pistas y algún pequeño tramo de carretera, pasando por Aldeavieja de Tormes, Salvatierra de Tormes y Montejo, disfrutnado de paisajes similares a los que venimos transitando. Precisamente en esta última localidad, Montejo, nos vamos a encontrar la única dificultad del día, un tramo de unos 100 metros que nos obligó a echar el pie a tierra, aunque es evitable si se sigue la pista. 
 

Pequeño tramo no ciclable

Una vez pasada la presa, entramos en caminos que discurren de forma paralela al río Tormes, abandonando, por un moment,o la dehesa y adentrándonos en los colores del otoño. 

Cauce del Tormes

Bosque de ribera en el Tormes

Así llegamos al pueblo de La Maya, donde finaliza el GR-189. A partir de aquí iremos uniendo caminos hasta retomar el GR al día siguiente. Inicialmente tomamos pequeños caminos agrícolas, que debieron estar asfaltados en su momento, muy cómodos. El tramo que seguimos por la N-630, en parte por un camino paralelo par evitar el asfalto, nos permite localizar un paso para atravesar la autopista por pista, que nos lleva a paisajes de desnsos encinares. 

Encinares

Poco después de Pedrosillo de los Aires nos reencontramos con una vieja amiga, la Vía de la Plata (un viaje increíble, que algún día tendré que intentar volcar en este blog), uniéndonos a ella en el entorno conocido como Prado de las Pozas. Esta parte del recorrido aparece marcado como GR-100, la verdad es que no recordábamos que la Vía de la Plata estuviera señallizada. Volvimos a disfrutar de este precioso tramo que discurre por amplias dehesas. 

Dehesas en la Vía de la Plata

Precisamente en este tramo nos juntamos con otro GR, el GR-181. Poco antes de llegar a Fuenterroble de Salvatierra se encuentran algunos puntos interesantes de esta histórica vía, pudimos ver tres miliarios romanos, uno de ellos con inscripciones muy nítidas. 


Miliarios en la Vía de la Plata
 
 Así como un tramo de calzada que había sido excavado y cuyo perfil era perfectamente identificable, ¡¡cuánta historia guardan los caminos!!.

Perfil de la calzada. Vía de la Plata

Después de disfrutar de un perfecto día de bicicleta, dimos por concluida la jornada en Fuenterroble de Salvatierra, justo enfrente del albergue de peregrinos. 
 

Albergue de peregrinos. Fuenterroble de Salvatierra
 
Segunda jornada. Fuenterroble de Salvatierra-Depuradora de Gujuelo (70 km-1100 m)

Iniciamos la segunda jornada con un día algo gris y fresco, pero el otoño es así. Inicialmente seguiremos las indicaciones de la Vía de la Plata, pero en sentido contrario, aunque la abandonaremos a los poco kilómetros. Inicialmente circulamos por buenas pistas que transitan por campos de viñedos. 

Vieñedos

A partir de Valdelacasa empezamos a girar, dirigiéndonos de forma decidida a zonas más montañosas. Los caminos ya no son tan anchos ni tan rodadores, pero, sin duda, nos regalan algunas imágenes preciosas, es un auténtico placer pedalear por estos caminos. 



Pero lo bueno está por llegar. Hasta San Medel tenemos un tramo por carretera secundaria, para desviarnos hacia el pueblo de Ledrada, al que llegamos desviándonos por pista.

Entrando en Ledrada

Poco después tomamos caminos que empiezan a indicarnos que estamos en la montaña. Tras atravesar las vías del tren (abandonado), nos encontramos con las primeras dificultades, ya que los caminos son empinados y pedregosos. Se han acabado las pistas buenas. Pero no cabe duda que los paisajes también son más espectaculares y los colores del otoño no hacen más que acentuarlo (las fotografías no le hacen ninguna justicia).

Primera dificultades

Durante un largo tramo circulamos por estrechos senderos delimitados por vallas de piedras que, en alguna ocasión, nos obligan a echar el pie a tierra. 



Hasta alzanzar Fresnedoso, donde retomamos alguna pista ancha que nos lleva, en combinación con un pequeñísimo tramo de carretera, al pueblo de Sorihuela

 Pista

En Sorihuela tomamos una pista e ignoramos un cartel de caza ya que no oímos ningún tiro ni nada, y muchas veces se dejan puestos los carteles tras las montería o los ponen antes para evitar que pase gente y que espanten la caza. Es el único problema de estas zonas y de esta época, la caza, porque te cortan los caminos sin más, lo que puede obligar a cambiar rutas o incluso a echártela por tierra depués de haberte hecho cientos de kilómetros para llegar a la zona. 

El caso es que nosotros pasamos y disfrutamos de paisajes como estos:




Llegando a Neila de San Miguel, que tiene una preciosa y cuca iglesia. 

Iglesia de Neila de San Miguel

Desde este punto tendremos un tramo algo más traquilo, en cuanto a los caminos, con pistas algo más anchas, bordeando algunos picos que dejamos a nuestra izquierda, para pasar por los pueblos de Gilbubena y Junciana.



Hasta llegar a La Magdalena, donde está el punto de inicio del GR-189, retomándolo.

Inicio del GR-189

Nos las prometíamos my felices pensando que a partir de aquí serían pistas anchas como las que nos habiamos encontrado el día anterior, pero este GR nos tenía unas cuantas sorpresas reservadas. Al poco de retormar el GR el camino abandona las pistas para tomar senderos que circulan entre parcelas, por el momento ciclables, pero que en algún punto están un poco tapados por la vegetación, con las alforjas hubiéramos tenido alguna dificultad para pasar. 


 Caminos entre parcelas
 
Pero para andar resulta un tramo ideal. Los senderos nos llevan hasta un antiguo molino en la orilla del río Tormes, un lugar preciosos y con encanto. 

Molino

Así llegamos hasta Puente del Congosto, un bonito pueblo donde podemos admirar su estupenda fortaleza, en rehabilitación, y el puente románico que permitía atravesar el Tormes. 


 Puente del Congosto

A partir de Puente de Congosto la ruta se complica de manera considerable. Al poco de salir el GR se desvía de la pista para seguir el trazado de la Cañada real Soriana Occidental, lo que nos mete por un tramo sin senda evidente, prácticamente campo a través con una importante subida, para recorrer un kilómetro y medio que nos vuelve a dejar en la misma pista que abandonamos

Tramo de Cañada
 
Seguimos por el trazado de la Cañada y, aunque tenemos algún tramo de pista, lo que predomina son las sendas, con ciclabilidad bastante limitada, aunque esto siempre es relativo, siguiendo en todo momento el curso del Tormes. 

Este tramo, dadas las características del terreno, nos llevo mucho tiempo y con alforjas resultaría muy complicado, además pinchamos, creo que no quedó ni una sola rueda, menos mal que las cámaras antipinchazo, en casi todos los casos, cumplieron con su función. 


Tramos de ciclabilidad reducida

Río Tormes

A partir de Guijo de Ávila nos queda un último tramo de sendero para retomar pistas que nos llevan hasta el punto de partida del día anterior, en la depuradora de Guijuelo. 

Último tramo de senda

 --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
INFORMACIÓN ADICIONAL: